Contando la historia del LAT
- Transformación colectiva
- 14 nov 2018
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Actualizado: 14 nov 2018
Jan-Frederik Flor
Graduado en Arquitectura en el año 2011, Universidad de Costa Rica
2012-2016 Master en Ingeniería de Estructuras de Membranas, Institute for Membrane and Shell Technologies, Dessau, Alemania
2016-2019 PhD Student, Building Technology, Faculty of Engineering, University of Nottingham
La Arquitectura como carrera ofrece muchos caminos, y muchas veces pensé que el diseño formal de un edificio era algo así como la disciplina principal, lo que se acercaba más al concepto común y universal del que hacer de un arquitecto. Sin embargo, yo tome otro camino, y tal vez esto tiene que ver con el hecho de que siempre he tenido mucha curiosidad de cómo se hacen y cómo funcionan las cosas. Así que cuando se me sugerían en los talleres de diseño que cambiara aquella fachada o aquel techo para que creara más sombra o ventilación, me preguntaba cómo se hacía. El estudio de las obras de los maestros no daba respuestas claras, tampoco los libros o internet ¿Dónde buscar? ¿Como aprender?
Venía desde lejos, de Alemania, y el clima tropical, aún fascinante, o simplemente rico en comparación con los inviernos de donde venía, no era algo natural para mí. Nunca me dejaba de sorprender cuánta agua podía caer en tan poco tiempo y cómo quemaba el sol al medio día. Me volví un estudiante de la arquitectura tropical sin saberlo. Cuando llegaba a la parte final del plan de estudio y había que escoger entre varias opciones de curso para la salida de carrera, opte como por inercia, por el diseño tropical, como primera decisión de especialización en mi carrera.
El taller tropical ofrecía métodos tan pragmáticos con metas tan claras como los había extrañado durante toda la carrera. De pronto se explicaba como diseñar un parasol con cálculos matemático para que no se metiera el sol a la casa, o como orientar y dimensionar las aperturas del edificio para crear ventilación cruzada. También hubo giras técnicas a diferentes zonas climáticas, y todos íbamos armados con equipos de medición climática para analizar la arquitectura tradicional de la región en cuanto a su desempeño climático: ¿frío o caliente? Ya había respuestas numéricas que se podían usar como base de diseño para los proyectos. ¿Se podrían mejorar las condiciones de confort? Hay que probar, colocando la maqueta en el Heliodón para comprobar el sombreamiento, y encendiendo el abanico observando por donde se mueve el humo para mejorar la ventilación…poco a poco el método científico se hacía parte del diseño arquitectónico.
La necesidad de un laboratorio se hacía más vigente con cada generación que pasaba por el taller. El nivel de sofisticación de los métodos de análisis y diseño aumentaba, y así también el número de equipos para las mediciones de campo. Un túnel de viento se construyó con la ayuda de los estudiantes del Taller Tropical y la Facultad de Ingeniería, otro Heliodón, y de pronto no daba abasto el espacio. Con un esfuerzo extraordinario se creo el LAT, Laboratorio de Arquitectura Tropical, en la Escuela de Arquitectura de la UCR, en una dinámica de colaboración no antes vista entre profesores, docentes, estudiantes y la administración. Siendo uno de los estudiantes participantes del taller tropical se me dio la oportunidad de trabajar como asistente en el laboratorio, ocupándome de cuidar y mantener el equipo técnico, prestarlo a los estudiantes y instruirlos en el uso. Durante este tiempo se unieron muchas personas entusiasmados con diferentes habilidades al equipo inicial duplicando el potencial del laboratorio, creando un espacio de experimentación y capacidad técnica para la arquitectura bioclimática.
Yo me gradué de Arquitecto en el 2011 y decidí, no sin penas, seguir mi camino, persiguiendo mi otra pasión: la arquitectura tensil. En mi país natal saqué un Master en Ingeniería de Estructuras de Membranas en el Institute for Membrane and Shell Technologies, IMS, en la Hochschule Anhalt en Dessau. Trabaje varios años en la industria diseñando y supervisando la construcción de proyectos textiles, aplicando conocimientos de análisis y métodos de diseño, con una buena dosis de pragmatismos e improvisación, de la cual me había apropiado en las latitudes tropicales. Hace dos años tome otra decisión de especialización en mi carrera, optando por un Doctorado en Tecnología de Construcción en la Universidad de Nottingham en Inglaterra. Actualmente me dedico a investigar sistemas activos de sombreamiento para estructuras neumáticas de ETFE, uniendo varios intereses y habilidades desarrollados y adquiridos durante mis años de estudio y práctica: diseñando estructuras textiles, fabricando prototipos, usando equipos y sensores, cuantificando su desempeño y compartiendo resultados y avances en artículos y presentaciones académicas. En retrospectiva todo está cuadrando ahora y el camino recorrido ya no parece tan errático, sino una acumulación lógica de conocimientos y experiencias que me permiten ahora investigar con más profundidad y certeza lo que a mi más me gusta: Arquitectura textil que responde a su medioambiente. Si no hubiera sido por la estimulación de mis profesores y compañeros de estudios del Taller Tropical y del LAT no podría decir cuál hubiera sido el camino, así que agradezco profundamente las oportunidades que me fueron dadas y que me permitieron alcanzar las metas en mi carrera hasta el momento.
https://orcid.org/0000-0001-8740-5227

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