Actitudes y aptitudes para un nuevo paradigma [Segundo acto]
- Transformación colectiva
- 14 nov 2018
- 2 Min. de lectura
Manuel Morales
Arquitecto, docente, investigador y papá
Podemos aprender a ver oportunidades en cualquier problema o carencia. No necesitamos seguir elaborando tratados acerca de lo que nos falta o lo que anda mal; necesitamos identificar soluciones, saberlas promover y activarlas.
Para ello, es fundamental aprender a trabajar en redes, reconociendo el potencial de las comunidades aprendientes y de práctica y del trabajo colaborativo como estrategia para la acción local desde un enfoque global. Es importante romper con los conceptos que nos alejan de otras disciplinas y quehaceres y que suelen crear contornos artificiales de separación, sustituyéndolos por contornos de identidad e intercambio de recursos.
Reconocer que el flujo e intercambio de recursos estriba cada vez más en el conocimiento y la información. Y a diferencia del mensaje que se nos suele transmitir, debemos compartir tanto la información como el conocimiento, de manera que vayamos mejorando colectivamente el ejercicio y el impacto de nuestro quehacer en el entorno.
Es fundamental, entonces, aprender a trabajar en redes de cooperación y asociación, en diferentes estratos y escalas. Recordemos que la vida no se extendió y evolucionó por el planeta por medio de la lucha, sino de la cooperación, la asociación y el funcionamiento en red; es decir, en intensa simbiosis.
Sabernos diversificar. Reconocer que entre más diverso y complejo es un organismo o un sistema, mayor es su estabilidad, su resiliencia, flexibilidad y su capacidad de adaptarse al contexto y/o de generar el cambio. Esto implica evitar la trampa del reduccionismo y la fragmentación; reconocer que el mundo es una unidad y visualizar, por ende, el conocimiento como un valor que debe ser amplio, diversificado e integrado.
Abrir los círculos de comunicación, contactos e intercambios. Sólo viendo más allá de lo inmediato podemos desarrollar una sensibilidad hacia nuestro entorno que se refleje en una ética coherente con nuestras acciones y actitudes.
Entender a la naturaleza y aprender de ella todo lo que podamos. En la naturaleza está contenida toda la sabiduría que necesitamos, en sus maneras y equilibrio se encuentran todos los caminos y respuestas. La verdadera creatividad consiste en saber formular las preguntas claves, para poder obtener las respuestas adecuadas.
Sustituir el enfoque expansionista por uno basado en la optimización de los recursos.
Evitar partir nuestros pensamientos y emociones en pedazos, ni sacrificar nuestra propia integridad en el camino. Ser capaces de reconocernos siempre como seres humanos integrales, con múltiples intereses, vocaciones y talentos. Recordar que los alcances y límites de nuestros quehaceres son cada vez más indefinidos, y ello se debe, justamente, a su naturaleza holística, amplia, diversa, multidimensional y compleja.
Revisar nuestros conceptos de éxito. Recordar siempre que no es lo mismo la felicidad simple y efímera que proviene del ego, que la plenitud que otorga estar en equilibrio con nosotros/as mismos/as y con el medio que nos rodea.

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